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ECONOMIA CIRCULAR. QUÉ HAY DE NUEVO

ECONOMIA CIRCULAR. QUÉ HAY DE NUEVO


16/06/2017 · Opinión


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(Articulo Publicado en Revista Gestores de Residuos nº 4 de 2017)

 

Hacía tiempo que un término en materia medioambiental no era tan celebrado como el de la economía circular. Desde que se empezó a tener en cuenta el concepto en las instituciones europeas allá por el año 2014 hasta hoy, su ascenso ha sido meteórico. No hay político o institución en materia medioambiental que no se envuelva en la bandera de la economía circular y asistimos a cantidad de foros, conferencias y líneas de subvenciones sobre la materia en las distintas comunidades autónomas.

 

Se trata de minimizar la generación de residuos con un enfoque de ciclo de vida, y que aquellos que se generen así como los subproductos del proceso puedan convertirse en materias primas de otros procesos cerrando el ciclo.

El concepto se comprende perfectamente con un gráfico circular en contraposición a la economía lineal de fabricar, usar y tirar.

A mayores, el enfoque circular permite minimizar el consumo de energía y recursos, reducir emisiones de gases y dinamizar la economía generando empleo, lo que le da una dimensión económica y social que va más allá del tema de residuos y medioambiental.

 

¿Pero es la economía circular una estrategia novedosa? ¿Supone un cambio importante en las políticas de gestión de residuos?

A algunos de los que llevamos unos años en el tema prácticamente todos los conceptos ya nos suenan.

A mi entender se trata de un nuevo envoltorio mucho más atractivo de la jerarquía de gestión de residuos que venimos utilizando desde la Decisión de 1998 que establecía el quinto programa comunitario de actuación en materia de medio ambiente donde curiosamente además se acuñaba otro termino de gran trascendencia “El desarrollo sostenible”. La citada jerarquía con ligeros retoques posteriores (Reducir, Reutilizar, Valorizar, y por último Eliminar) vino a establecer un orden en la prioridad de las operaciones de gestión de residuos que sigue constituyendo sin duda la actual piedra angular de la economía circular.

Si bien creo que poca novedad supone el concepto, el término ha conseguido gracias a su sencillez, claridad y al enriquecimiento del mismo con otros aspectos ambientales, económicos y sociales, una repercusión que no se había logrado con la tradicional jerarquía de gestión de residuos en casi veinte años. En todo caso lo difícil será como siempre bajar del nivel estratégico al operativo facilitando a las empresas su implantación.

 

Creo por tanto que el nuevo enfoque es muy acertado, sin embargo las barreras y problemas a los que se debe enfrentar son los de siempre. Destacaría de entre ellos la excesiva burocracia, rigidez y lentitud que soportan los procedimientos administrativos así como la inseguridad jurídica en asuntos clave aún sin resolver como el concepto de subproducto o de fin de condición de residuo que dificultan enormemente la innovación, la inversión y el emprendimiento.